viernes, 23 de abril de 2010

Desolación en Haití por terremoto

Clases de terremotos


Temblor de reposo: este tipo de temblor se ve cuando las extremidades de la persona se ven en completo descanso, por lo general, cuando uno se encuentra sentado o acostado, con los músculos de brazos y piernas completamente relajados. Una manera sencilla de observar este temblor es cuando la persona se sienta y coloca sus manos y antebrazos sobre ambos muslos y cierra los ojos para relajarse. Otro método para lograr verlo es que la persona se siente sobre algún lugar de tal modo que ambas piernas queden en el aire sin ningún punto de presión o contacto con el piso. Este tipo de temblor por lo general se presenta de un solo lado del cuerpo, cuando se registra su actividad por medio de EMG tiene una frecuencia de 4 a 7 ciclos por segundo. La enfermedad más característica que presenta este tipo de temblor es la Enfermedad de Parkinson. Este tipo de temblor, al igual que esta última enfermedad, se dan por una disfunción en ciertos núcleos profundos del cerebro conocidos como los “ganglios basales”.

Temblor postural: este tipo de temblor se logra ver cuando una de las extremidades se somete a una posición antigravitacional, aunque puede llegar a presentarse también como movimientos de titubeo de la cabeza, temblor de quijada, y una voz quebradiza característica. Su registro por EMG muestra una frecuencia de 6 a 11 ciclos por segundo. Una maniobra sencilla para lograr observar este tipo de temblor es colocar los brazos enfrente de uno mismo a la altura de los hombros y posteriormente doblar los brazos a nivel del codo, de tal manera que queden ambas manos a la altura de la barbilla sin que se toque esta última con las manos. En este tipo de temblor por lo general se implica al cerebelo y sus conexiones con otra estructura profunda del cerebro: el tálamo. El temblor esencial es la forma más común de presentación de este temblor, puede ser de tipo familiar en más del 50% de los casos y puede ser uni o bilateral, esto es, que predomine en un brazo o se presente en los dos de la misma intensidad.

Temblor de intención (de acción o cinético): este temblor se logra observar cuando una persona dirige su brazo hacia algún objeto o punto fijo, ya sea para alcanzar el mate, tocarse la punta de la naríz, agarrar una birome, etc. Este temblor aumenta de intensidad o amplitud cuando se esta próximo a alcanzar el objeto seleccionado. Cuando se realiza registro por EMG se obtienen frecuencias que van de 3 a 6 ciclos por segundo. Este tipo de temblor se asocia con el cerebelo y sus conexiones al tronco cerebral. Cuando este tipo de temblor es muy severo, se le suele llamar “temblor rubral”, el cual denota una posible lesión a nivel de tronco encefálico en una estructura conocida como “núcleo rojo”.

Historia de temblores

Con frecuencia los medios de comunicación ponen de actualidad ciudades como Tangshan (1976), Guatemala (1976), México (1985), El Salvador (1986), Armenia (1989) o Kobe (1995), entre muchas otras, asoladas por grandes terremotos que les causan considerables daños materiales y un gran número de víctimas. La superficie de la Tierra, considerada por el hombre como un soporte firme de su actividad, es sacudida por grandes vibraciones ante las cuales se muestra como un frágil material. Los temblores o sismos son probablemente las catástrofes ante las cuales el hombre se siente más indefenso y aterrado. Ocurren sin advertencia alguna, y aún cuando ningún temblor dura por más de 30 a 50 segundos en su máxima intensidad este tiempo es más que suficiente para causar graves daños al hombre y sus centros de población.
El temblor es un movimiento vibratorio causado por un deslizamiento repentino de bloques de roca sobre una
falla geológica. El movimiento vibratorio generado se propaga por la Tierra en todas las direcciones en forma de ondas elásticas u ondas sísmicas. El punto interior de la Tierra donde se origina un temblor se denomina hipocentro o foco, y el de la superficie terrestre, directamente por arriba del foco, epicentro. Normalmente es en la vecindad del epicentro donde se observa la mayor intensidad del temblor. La profundidad a que se encuentra el foco de un sismo varía desde unos cuantos kilómetros hasta algo más de 650 kilómetros.

Propagaciones

El movimiento sísmico se propaga mediante ondas elásticas (similares al sonido), a partir del hipocentro. Las ondas sísmicas se presentan en tres tipos principales:
Ondas longitudinales, primarias o P: tipo de ondas de cuerpo que se propagan a una velocidad de entre 8 y 13 km/s y en el mismo sentido que la vibración de las partículas. Circulan por el interior de la Tierra, atravesando tanto líquidos como sólidos. Son las primeras que registran los aparatos de medida o sismógrafos, de ahí su nombre "P".[
cita requerida].
Ondas transversales, secundarias o S: son ondas de cuerpo más lentas que las anteriores (entre 4 y 8 km/s) y se propagan perpendicularmente en el sentido de vibración de las partículas. Atraviesan únicamente los sólidos y se registran en segundo lugar en los aparatos de medida.
Ondas superficiales: son las más lentas de todas (3,5 km/s) y son producto de la interacción entre las ondas P y S a lo largo de la superficie de la Tierra. Son las que producen más daños. Se propagan a partir del epicentro y son similares a las ondas que se forman sobre la superficie del mar. Este tipo de ondas son las que se registran en último lugar en los sismógrafos.
Fallas geológicas

Clases de temblores

Clases de temblores
Volcánicos: directamente relacionados con las
erupciones volcánicas. Son de poca intensidad y dejan de percibirse a cierta distancia del volcán.


Tectónicos: originados por ajustes en la litosfera. El hipocentro suele encontrarse localizado a 10 ó 25 kilómetros de profundidad, aunque algunos casos se llegan a detectar profundidades de hasta 70 kilómetros.


Batisismos: su origen no está del todo claro, caracterizándose porque el hipocentro se encuentra localizado a enormes profundidades (300 a 700 kilómetros), fuera ya de los límites de la litosfera.

Historia de los terremotos

El origen de los terremotos se encuentra en la acumulación de energía que se produce cuando los materiales del interior de la Tierra se desplazan, buscando el equilibrio, desde situaciones inestables que son consecuencia de las actividades volcánicas y tectónicas, que se producen principalmente en los bordes de la placa.
Aunque las actividades tectónica y volcánica son las principales causas por las que se generan los terremotos, existen otros muchos factores que pueden originarlos: desprendimientos de rocas en las laderas de las montañas y el hundimiento de cavernas, variaciones bruscas en la
presión atmosférica por ciclones e incluso la actividad humana. Estos mecanismos generan eventos de baja magnitud que generalmente caen en el rango de microsismos, temblores que sólo pueden ser detectados por sismógrafos.